domingo, 10 de agosto de 2008

Al Padre Marco.






I
Vanidad de Vanidades
Un anciano repetía
Vanidad de vanidades
Mientras en cama moría.

Hoy me tengo que morir,
he visto a Dios llamarme
Hoy me tendré que morir,
El cuidará el rebañito
Que dejo detrás de mí.

Padre y madre de sus hijas
Sacerdote del señor
En el hospital decía
Que bueno para mi fué Dios.

Entre teclas de un piano
Se prepara para irse
nada tengo que llevarme
Solo llevo cuanto quise.

A la madre de tu hijo.
Y a los hijos de mi Dios
Nada tengo que llevarme
Te robo tu corazón

Con alegría en los ojos
Y en la garganta dolor
Se prepara el pobre hombre
Para abrazar al Señor.

Y yo aún, no puedo entender
Que en su entorno, la avaricia
Lo abandoné por codicia
Y le impida, tanto bien

Pobre hombre, Padre Marco
Dios te tiene que querer.

II

Le vi quejarse, le vi. sufrir
Pero fui cobarde....
Miré hacía otro lado
Pero no paso nada

Le vi solo, le vi. Inquieto e intente consolarlo
Y las fieras se levantaron contra mí.

Le vi anciano.... pero con muchas cosas
Que aun no había aprendido
Le vi niño, que empieza a balbucear papa, papa

Le vi.....y le sigo viendo desnudo, desnutrido
Y no se si puedo hacer algo antes de olvidar su nombre
Que seguro olvidaré, como olvido lo bueno
Y lo malo que llenaron mis días y mis noches.

Sin dejar rastro....

Como se borran las huellas en la nieve
Después de otra nevada
Y se empieza de nuevo hacer caminos.
Por donde ya antes se andaba.

En un constante nacer
En un constante morir
En el ciclo de la vida
Que a mi me toco vivir.

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